Rossini, Cenicienta

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Rossini: Cenicienta | Ópera escenificada
Espectáculo en francés con sobretítulos en francés e inglés
Duración: 3 horas con intermedio

 

La Cenicienta de Rossini es menos un cuento de hadas… que una alegre mascarada. Ferretti, el libretista, dejó de lado la mayoría de los elementos mágicos que estructuraban la Cenicienta de Perrault, a favor de una fábula moral basada en un formidable juego de disfraces y equívocos.

 

Para dar vida al torbellino vocal de la partitura y a la poderosa comicidad del libreto, la interpretación de los cantantes se inspira en la Commedia dell’arte, y el universo visual está lleno de ilusiones y sorpresas. Como figuritas atrapadas en una loca caja de música, los protagonistas se mueven sobre un escenario giratorio, cuyos espacios son progresivamente transformados. Esta mecánica giratoria de apariencias engañosas cobra vida bajo la batuta del personaje en la sombra: el filósofo Alidoro, encarnación de los ideales bienintencionados de Ferretti. Los personajes, de rasgos bien definidos, interpretan un papel social y teatral para alcanzar sus objetivos. Con sus siluetas deliberadamente caricaturescas, todos subrayan, quizás sin quererlo, la mascarada de la que forman parte.

 

Al final, Cenicienta se presenta como una parábola sobre la verdad que se revela a través del engaño, y sobre la perseverancia necesaria para alcanzarla. En este sentido, puede verse como una metáfora del arte teatral mismo, que utiliza el artificio y la estilización para desvelarnos mejor.

 

Julien Lubek y Cécile Roussat

 

Reposición: Ópera real de Versalles / Château de Versailles Spectacles

 

 

CATEGORÍA PRESTIGE VIP: Los mejores asientos de la sala, con programa gratuito y una copa de champán
CATEGORÍA PRESTIGE: Muy buenos asientos, con programa gratuito y una copa de champán

Programa y reparto

Gaëlle Arquez – Cenicienta
Patrick Kabongo – Don Rodolfo, el príncipe
Gwendoline Blondeel – Éléonore, hija mayor del barón Magnífico
Éléonore Pancrazi – Isabelle, hija menor del barón Magnífico
Jean-Gabriel Saint-Martin – Perruchini, el criado de cámara de Rodolfo
Alexandre Baldo – Alidoro
Nicolas Brooymans – Don Magnífico
Acróbatas y bailarines
Coro de la Ópera Real
Orquesta de la Ópera Real
Gaétan Jarry, dirección
Julien Lubek y Cécile Roussat, dirección escénica, coreografía, decorados, vestuario e iluminación
Sébastien Thouvenin, asistente de escenografía

 

Programa
Dramma giocoso en dos actos con libreto de Jacopo Ferretti, estrenado en el Teatro Valle de Roma en 1817.
Cantado en francés.
Espectáculo en francés con sobretítulos en francés e inglés.

 

Primera parte: 1h40
Intermedio
Segunda parte: 1h

Palacio de Versalles

Versalles, símbolo de la monarquía triunfante, tuvo una función artística igual que política. Luís XIV reunió en su dominio a los artistas más brillantes de la época, y permitió la eclosión de nuevos estilos. Este marco, configurado por las artes, fue el escenario de las fiestas más fastuosas: Teatro, ópera, ballet, fuegos artificiales, espectáculos ecuestres, náuticos y banquetes se sucedían en la cumbre.

Fiel a su historia, el Palacio de Versalles sigue siendo el escenario de una vida cultural y artística muy variopinta: Grandes Aguas, óperas, conciertos, ballets, grandes espectáculos, serenatas, Gran baile de disfraces y exposiciones de arte contemporáneo. Artistas de gran renombre vuelven a insuflar la vida a los espacios más hermosos con creaciones clásicas y contemporáneas.
 

El Palacio de Versalles (en francés: Château de Versailles, castillo, mansión de Versailles) es un edificio que desempeñó las funciones de una residencia real en siglos pasados. El palacio está ubicado en el municipio deVersalles, en Île-de-France. Su construcción fue ordenada por Luis XIV, y constituye uno de los complejos arquitectónicos monárquicos más importantes de Europa.

 

Con sus tres palacios, sus jardines y su parque, Versalles es un dominio inmenso. Si bien Luis XIII hizo edificar allí un pabellón de caza con un jardín, Luis XIV es su verdadero creador, ya que le dio su amplitud y determinó su destino.

Luis XIV dejó París y decidió construir Versalles como una pequeña ciudad alejada de los problemas. Tendría varias etapas constructivas, marcadas por las amantes de Luis XIV.

 

El jardín de Versalles es clasicista, ordenado, racionalizado. Con el paisajismo se obliga a la circulación. Crea una organización que relaciona todas las esculturas y fuentes y ensalza la monarquía. Las esculturas se señalan unas a otras. Progresiva civilización del jardín: muy ordenado, podado y cuidado en la zona próxima al palacio, y después se va asilvestrando, es decir que se hace más silvestre a medida que nos alejamos del palacio.

Tres siglos después de su creación, el dominio sigue siendo considerable pues cuenta con 800 hectáreas, 20 km de caminos, 200 000 árboles, 35 km de canalizaciones, 11 hectáreas de techumbre, 2 153 ventanas y 67 escaleras.

El conjunto del palacio y parque de Versalles, incluyendo el Gran Trianón y el Pequeño Trianón, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.

Versalles vivió el apogeo de la Francia de los Borbones, pero también su destrucción: en Versalles se establecieron los Estados Generales desde 1789 hasta el 6 de octubre. En esta fecha, el palacio fue tomado por el pueblo y el rey y su familia obligados a trasladarse e instalarse en París. Desde entonces Versalles quedó vacío. En 1792, tras la caída de la monarquía, fue saqueado. Napoleón Bonaparte acarició durante un tiempo la idea de convertirlo en su palacio imperial, pero Versalles ya no se utilizará hasta el retorno de la monarquía. Luis Felipe encargó a su ministro Camille Bachasson, conde de Montalivet la conversión del palacio en museo: de esa época data la dedicatoria: "A todas las glorias de Francia".

Versalles ya sólo se utilizó de forma episódica o anecdótica. El palacio fue el cuartel general del ejército prusiano en 1870 durante el asedio de París. El emperador alemán fue coronado el 18 de enero de 1871 en la Galería de los Espejos. En él se refugiaron, durante la Comuna, Adolphe Thiers y su gobierno, sentándose en el gigantesco hemiciclo, en los sillones color burdeos hasta 1879. Después fue el centro de las elecciones presidenciales de la III y la IV República. Se decoró con grandes frescos que evocaban la guerra, la agricultura, el comercio, la industria y la paz. El Tratado de Versalles se firmó el 28 de junio de 1919, que puso fin a laPrimera Guerra Mundial.

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