Gounod, Fausto
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Gounod: Fausto | Ópera escenificada
Ópera en cinco actos con libreto de Jules Barbier y Michel Carré, basada en la leyenda homónima y en la obra de Goethe, estrenada en el Théâtre-Lyrique en 1859.
Espectáculo en francés con sobretítulos en francés e inglés.
Duración: 3h30 con intermedio incluido
Desde su estreno en 1859, el Fausto de Gounod se encuentra entre las cumbres de la ópera francesa. El texto de Goethe marcó profundamente a los románticos, hasta el punto de que Liszt, Berlioz, Gounod y luego Boito lo pusieron en música. Gounod tenía veinte años cuando descubrió con admiración esta obra, durante su estancia en Roma en 1839. Y no es para menos: el protagonista, en el ocaso de su vida, quiere envenenarse porque toda ciencia y creencia le parecen vanas. El doctor Fausto invoca al Diablo y vende su alma al mal para recuperar la juventud, gracias al personaje diabólico de Mefistófeles. Sigue un amor tan ardiente como imposible con Margarita… hasta la muerte.
Durante dos décadas, la música estuvo en gestación, primero con la creación de un libreto colosal, luego con la elaboración de una obra tan rica como coherente, con una vasta paleta de afectos y efectos, y una sucesión de escenas que evocan la Alemania medieval: el gabinete de Fausto, la kermés, el jardín y la habitación de Margarita, la iglesia, la montaña, la prisión… Un torbellino donde los personajes están trazados con gran fuerza.
Gounod compuso así una auténtica gran ópera romántica, cuyos aires célebres (el aria de las joyas, la canción del Rey de Thule, el becerro de oro, «¡Quiero la juventud!», etc.) y los míticos coros de estudiantes y soldados («¡Gloria inmortal a nuestros antepasados!») son adorados por el público. El estilo de la ópera romántica francesa alcanza aquí su cima, combinando elementos fantásticos con explosiones líricas dignas de la fuerza del Conde de Montecristo. Más de 2800 representaciones en París casi ininterrumpidas desde su estreno lo atestiguan… una obra que fue elegida para la primera función del Metropolitan Opera de Nueva York en 1883.
No cabe duda de que Julien Behr y Vannina Santoni les harán estremecer de emoción, mientras el Coro de la Ópera Real y el Coro de la Ópera de Tours los llevarán a la fiesta… o a la redención sagrada.
Coproducción de la Opéra Royal / Château de Versailles Spectacles, Opéra de Tours.
Estreno el 4 de marzo de 2026 en la Opéra de Tours.
Decorados, vestuario y accesorios realizados en los talleres de la Opéra de Tours.
CATEGORÍA PRESTIGE VIP: Los mejores asientos de la sala, con programa y una copa de champán incluidos.
CATEGORÍA PRESTIGE: Muy buenos asientos, con programa y una copa de champán incluidos.
Programa y reparto
Julien Behr - Fausto
Vannina Santoni - Margarita
Éléonore Pancrazi - Siébel
Julie Pasturaud - Marta
Luigi De Donato - Mefistófeles
Anas Séguin - Valentín
Jean-Gabriel Saint-Martin - Wagner
Academia de danza barroca de la Ópera Real
Coro de la Ópera de Tours
Coro de la Ópera Real
Orquesta de la Ópera Real
Laurent Campellone, Dirección musical
Jean-Claude Berutti, Dirección escénica
Rudy Sabounghi, Escenografía
Françoise Raybaud, Vestuario
Christophe Forey, Iluminación
Reveriano Camil, Coreografía y asistente de dirección escénica
Programa
Ópera en cinco actos con libreto de Jules Barbier y Michel Carré, basada en la leyenda homónima y la obra de Goethe, estrenada en el Théâtre-Lyrique en 1859.
Nueva producción de la Ópera Real.
Espectáculo en francés con sobretítulos en francés e inglés.
Palacio de Versalles
Versalles, símbolo de la monarquía triunfante, tuvo una función artística igual que política. Luís XIV reunió en su dominio a los artistas más brillantes de la época, y permitió la eclosión de nuevos estilos. Este marco, configurado por las artes, fue el escenario de las fiestas más fastuosas: Teatro, ópera, ballet, fuegos artificiales, espectáculos ecuestres, náuticos y banquetes se sucedían en la cumbre.
Fiel a su historia, el Palacio de Versalles sigue siendo el escenario de una vida cultural y artística muy variopinta: Grandes Aguas, óperas, conciertos, ballets, grandes espectáculos, serenatas, Gran baile de disfraces y exposiciones de arte contemporáneo. Artistas de gran renombre vuelven a insuflar la vida a los espacios más hermosos con creaciones clásicas y contemporáneas.
El Palacio de Versalles (en francés: Château de Versailles, castillo, mansión de Versailles) es un edificio que desempeñó las funciones de una residencia real en siglos pasados. El palacio está ubicado en el municipio deVersalles, en Île-de-France. Su construcción fue ordenada por Luis XIV, y constituye uno de los complejos arquitectónicos monárquicos más importantes de Europa.
Con sus tres palacios, sus jardines y su parque, Versalles es un dominio inmenso. Si bien Luis XIII hizo edificar allí un pabellón de caza con un jardín, Luis XIV es su verdadero creador, ya que le dio su amplitud y determinó su destino.
Luis XIV dejó París y decidió construir Versalles como una pequeña ciudad alejada de los problemas. Tendría varias etapas constructivas, marcadas por las amantes de Luis XIV.
El jardín de Versalles es clasicista, ordenado, racionalizado. Con el paisajismo se obliga a la circulación. Crea una organización que relaciona todas las esculturas y fuentes y ensalza la monarquía. Las esculturas se señalan unas a otras. Progresiva civilización del jardín: muy ordenado, podado y cuidado en la zona próxima al palacio, y después se va asilvestrando, es decir que se hace más silvestre a medida que nos alejamos del palacio.
Tres siglos después de su creación, el dominio sigue siendo considerable pues cuenta con 800 hectáreas, 20 km de caminos, 200 000 árboles, 35 km de canalizaciones, 11 hectáreas de techumbre, 2 153 ventanas y 67 escaleras.
El conjunto del palacio y parque de Versalles, incluyendo el Gran Trianón y el Pequeño Trianón, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.
Versalles vivió el apogeo de la Francia de los Borbones, pero también su destrucción: en Versalles se establecieron los Estados Generales desde 1789 hasta el 6 de octubre. En esta fecha, el palacio fue tomado por el pueblo y el rey y su familia obligados a trasladarse e instalarse en París. Desde entonces Versalles quedó vacío. En 1792, tras la caída de la monarquía, fue saqueado. Napoleón Bonaparte acarició durante un tiempo la idea de convertirlo en su palacio imperial, pero Versalles ya no se utilizará hasta el retorno de la monarquía. Luis Felipe encargó a su ministro Camille Bachasson, conde de Montalivet la conversión del palacio en museo: de esa época data la dedicatoria: "A todas las glorias de Francia".
Versalles ya sólo se utilizó de forma episódica o anecdótica. El palacio fue el cuartel general del ejército prusiano en 1870 durante el asedio de París. El emperador alemán fue coronado el 18 de enero de 1871 en la Galería de los Espejos. En él se refugiaron, durante la Comuna, Adolphe Thiers y su gobierno, sentándose en el gigantesco hemiciclo, en los sillones color burdeos hasta 1879. Después fue el centro de las elecciones presidenciales de la III y la IV República. Se decoró con grandes frescos que evocaban la guerra, la agricultura, el comercio, la industria y la paz. El Tratado de Versalles se firmó el 28 de junio de 1919, que puso fin a laPrimera Guerra Mundial.